El gran problema es que olvidamos que, para tener una transformación en nuestra vida, es necesario comenzar con nuestros hábitos.
¿Cuántas veces has intentado realizar un gran cambio y fallaste en el intento?
Más del 50% de nuestras acciones diarias son hábitos. Tenemos la capacidad de decidir conscientemente hasta cierto punto, después como una consecuencia neurológica normal, el comportamiento se vuelve automático.
Y qué fácil es olvidarlo cuando queremos iniciar un gran cambio en nuestra vida.
Todos hemos pasado por eso. Intentar salir a correr de forma constante y dejarlo para luego. Empezar a comer más saludable y renunciar a la mitad. Querer organizarnos mejor y acabar el día como siempre con estrés y sin tiempo libre… etc.
¿Cómo se formó este poderoso hábito?
Una acción realizada de forma repetida, hace que se convierta en un hábito. Lo importante es que existen dos partes que desencadenan que realices determinada actividad: un recordatorio y una recompensa.
Cambia tu ambiente y adopta un mejor hábito
Cambiando el ambiente (como el lugar, o la hora del día) en el que estas realizando determinado hábito, puede resultar en que este hábito desaparezca. Simplemente porque la acción deja de ser automática y vuelves a tener el control de la intención.
Perturbar la repetición de las acciones pasadas, cambiando las circunstancias normales, genera nueva información para el cerebro, lo que obliga a revaluar las intenciones de porque hacemos determinada acción.